domingo, 3 de octubre de 2010

Sentimiento Muerto: Las fotos perdidas

Hace algunos años organizamos una cosa que llamamos "Jornadas Anarcopunks" en la Organización Nelson Garrido (ONG), en donde hicimos una gran cartelera con la historia del punk en Venezuela. Para esa exposición colaboró Lenin Ovalles, quien habia realizado fanzines y bandas a finales de los 80´s y comienzos de los 90´s en Caracas. En los preparativos previos, pasó por casa junto a un ex punqueto llamada Alberto Lamata, quien me pasó fotografías de la época que conservaba en su archivo personal. Ese dia me dejó un archivo jpg con fotos viejas de Sentimiento Muerto, que hoy redescubro mientras preparaba un archivo de fotos para una retrospectiva de punk venezolano para la Maximum Rock and Roll (MRR). Comparto las fotos, y mas abajo, para darle contexto, posteo el texto sobre Sentimiento Muerto que apareció en el Exilio Interior 3. Gracias por dejar comentarios.





¿Quien mató a Cayayo Troconis?

Desde que comencé el fanzine quería escribir algo sobre la influencia de la banda Sentimiento Muerto (SM) en el punk venezolano. La malahora ha hecho de que este texto coincida con el décimo aniversario de la muerte de Cayayo, guitarrista de la banda y el personaje más carismático del cuarteto, por lo que estas líneas se suman a la decena de textos necrológicos y pseudoalegóricos vertidos por estos días, en el que también se han colado algunos homenajes, igual de patéticos, al legado de la banda. A pesar de esto, aca va lo nuestro, con lo cual pasamos la página y nos dedicamos a otra cosa.

Para quien lea esto fuera de Venezuela, resumiremos fugazmente la historia de esta banda, la cual según la leyenda comienza su andadura en 1983 influenciados por el punk y el postpunk de la época. SM se diferenció rápidamente de la movida metalera local, que por esa época vivía su época de esplendor, al incorporar las influencias que eran posibles para quien para la fecha viajara al exterior y pudiera ver bandas en vivo y comprar discos. Es decir, antagónicamente de lo que pasaba en otras ciudades latinoamericanas, como Buenos Aires o Sao Paulo, el punk en Venezuela germinó desde los jóvenes de clase alta, estrato al que pertenecían los fundadores de SM. Estos aires permiten que, como otros han indicado, sea la primera banda que desarrollara en el país lo que en otros lados era el sustrato de la escena underground, con estética, códigos y literatura propia, mediante cassettes que circulaban de mano en mano, graffittis, volantes y franelas. Para 1986 poseían un público fiel que los seguía, y tiempo después viajan a España a presentarse en una serie de conciertos organizados por Miguel Ríos. Como es costumbre en Venezuela, al gozar del reconocimiento en el exterior logran un contrato con un sello discográfico local, siendo producidos por Fito Páez en su disco debut “El amor no existe, hay que hacerlo” (1987), por lo menos para mí el mejor de su carrera. Siguieron otros dos discos: “Sin sombra no hay luz” (1989), producido por alguien que no sabia nada de rock, como lo es el cantante de telenovelas Guillermo Carrasco y, por último “Infecto de afecto” (1991). En 4 años la banda pasó de tener una actitud de provocación creativa a otra mucho más intimista, en la búsqueda de un sonido que muchos no entendieron de qué iba –incluyéndome-, pero que ellos llamaban “ritmo rico”. En 1992 anunciaron su disolución. Posteriormente, Cayayo organiza dos bandas más, Dermis Tatú y Pan, antes de morir de un paro respiratorio el 17 de noviembre de 1999.

SM es para Venezuela lo que significó Sumo para Argentina, Los Prisioneros para Chile, Caifanes para México y Los Estómagos para Uruguay. Su influencia es reconocida por una constelación de músicos posteriores, incluyendo las bandas punks de los noventas, aunque nunca lo reconocieran públicamente. Pero, a pesar de los ejemplos anteriores, quienes se encargaron de disolver la propia identidad y legado del conjunto fueron, además del público criollo, sus propios músicos. Lo que más se recuerda y más se extraña era la actitud de sus primeros años, de la cual “El amor no existe” es su cénit, no lo que hicieron después, a pesar de que es en este período cuando fueron populares en todo el país. La originalidad de su propuesta, la traducción del sentir de toda una generación –en letras como “Educación anterior” o “Miraflores”-, la irreverencia y los conciertos con decorados y puesta en escena maravillosa corresponden a los años previos a 1987. Después de allí tuvieron que asumir una serie de compromisos, como el “doblar” en programas sabatinos o cumplir con una cantidad de discos establecidos por contrato, como el terrible disco compilatorio “Fin del cuento”, aparecido en 1993. Toda una metáfora de la pérdida de la independencia. Algunos opinarán que en los dos discos posteriores a “El amor” la banda maduró musicalmente y desarrollaba un sonido propio, pero yo mismo los retaría a que cantaran, de memoria, algún tema de “Infecto”. Quizás puedan hacerlo con dos o tres de “Sin sombra”, pero seguro podrían con todas las de su placa debut. No se si pesó mucho la partida del baterista Alberto Cabello, autor de muchas de las líricas de la primera etapa, o la influencia de la Yoko Ono venezolana Helena Ibarra, pero esta energía primigenia apenas pudo asomarse en el siguiente proyecto de Troconis “Dermis Tatú”. El tiro de gracia lo constituyó el intento de carrera solista de su cantante Pablo Dagnino y cada una de sus apariciones como monigote en programas de concurso televisivos.

Con todo lo anterior, los músicos no fueron los únicos responsables del descalabro. Su propia discográfica patea, sin respeto, el cadáver del grupo. En 1996 un Alberto Cabello productor compiló en un doble cd los cassettes piratas del cuarteto, “Aunque usted no lo quiera” para Universal. La edición es pobre en todos los sentidos, y lo único que podría agradecerse es la limpia digitalización de aquellos temas. Y, a pesar de que “El amor” es uno de los discos de rock venezolanos más vendidos en la historia, su edición en Cd es triste y lastimera, con el logotipo de la multinacional en un lugar destacado en su portada, lo cual no figuraba en su edición original en acetato y cassette. No hay que dejar de mencionar a los empresarios locales que han intentado, como aquel que produjo el tributo que terminó en un disco, hacer algo de dinero con los despojos. Las propias bandas que aseguran ser deudoras del grupo tampoco lo han hecho mejor, negándose, por flojera, narcisismo o deseos de fama fácil, levantar el legado de desparpajo e independencia de su época de oro. Por último tenemos que ubicar a nuestro público rock, una comunidad de bajísima autoestima, que con paciencia y testarudez ha construido el no lugar de la música en nuestros patios. Venezuela debe ser el lugar del continente con menos espacios para la presentación de grupos, con la menor cifra de disqueras, propuestas independientes, radios y publicaciones dedicadas al género. Rockeros impertinentes y ególatras que, con el paso de los años, son cajeros de banco y policías. A Cayayo lo mataron todos y todas, especialmente, quienes afirman ser sus herederos.

Si alguno/a se anima a compartir sus comentarios sobre este texto, el e-mail es exiliointeriorganzine@gmail.com

2 comentarios:

Leyendo tu reseña me da algo que pensar si algunas veces las bandas son mas un mito que una realidad. Fito fue el productor del primer disco y Tweety Gonzales creo que ayudo a grabarlo y en las mezclas tubieron que cambiar muchas partes de la bateria ya que la produccion no estaba conforme con el trabajo de Cabello. Creo SM era diamante en bruto pero que al tratar de pulirlo no era muy bueno. Esa es la historia tipica en el Rock, muchas de las bandas perdieron su esencia cuando comenzaron a establecerse. Por otro lado cuando hablas de la portada del 1r disco, tambien esta el detalle de que el mismo lp tienes dos variaciones, en el color y en la posicion del angel. A mi gusto la primera edicion era la mejor. la siguiente bajo la calidad. sera que la disquera perdio los artes? quien habria cambiado esa caratula? . Bueno saludos MD
www.youtube.com/vzlalp

PODRÍA ESTAR DE ACUERDO CONTIGO EN ALGUNAS COSAS REFERENTE A LA PERDIDA DE IDENTIDAD DEL GRUPO Y LO MONIGOTE QUE FUE DAGNINO A SU SALIDA DE LA BANDA, PERO EL RESTO DE TUS ARGUMENTOS ME PARECEN EN OCASIONES MUY TENDENCIOSOS; me parece que todos los álbumes de la banda son muy buenos, a mí , en particular, me gusta más Infecto de Afecto, no por ello recuerdo menos las letras de El amor ya no existe, por ejemplo, y además, pretender que una banda deba sonar de la misma forma a lo largo de su carrera es precisamente la forma del estancamiento perfecto, sino comercial al menos creativamente, típica de verdaderas bandas mediocres. Los tipos, dentro de toda esa vorágine que supone la fama, apostaron por un sonido nuevo, que no tuvieron los huevos para plantarle cara a sus diferencias y cobardemente renunciaron, eso es otro cuento.

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